miércoles, 5 de noviembre de 2014

Prefacio a Cromwell, de Victor Hugo

Para leer el texto completo, seguir el enlace: 

http://www.slideshare.net/lesalvar/prefacio-de-cromwell
ARTHUR RIMBAUD

Comenzamos la clase sobre Rimbaud con una cita de Hugo Friedrich que resume su vida y su impacto poético:

“Una vida de treinta y siete años; una actividad poética que empieza en la adolescencia y que se interrumpe al cabo de cuatro años; después, en medio de un silencio literario absoluto, un inquieto viajar de un lado para otro…; dentro de aquel brevísimo período de actividad poética, una velocidad de evolución vertiginosa, que al cabo de dos años le había llevado a rebasar no solo el marco dentro del cual se había iniciado, sino también las tradiciones literarias que había detrás de él, y a crear un lenguaje que todavía hoy continúa siendo la fuente de la lírica moderna: he aquí algunos datos personales respecto a Rimbaud”. 

Después de una síntesis biográfica, observamos la particular constitución de la obra del autor. Rimbaud sólo editó un libro: Une saison en enfer, plaqueta de 53 páginas aparecida en Bruselas. El resto de la obra son fragmentos esparcidos que fueron publicados masivamente, y sin su autorización, durante los últimos cinco años de su vida.

La poética de Rimbaud: Lettre à Paul Demeny

Hay dos cartas que tocan este tópico y que Rimbaud escribe con en el mismo mes de mayo de 1871: la primera a su profesor de Retórica Georges Izambard del 13 de mayo y la segunda, del 15 del mismo mes, al poeta Paul Demeny. El profesor fue explicando su contenido a partir de las diversas partes que constituyen su estructura:
1) Salutación y exposición de un poema (“Canto de guerra parisino”) como muestra de la literatura nueva. 
2) El porvenir de la poesía
    2.1) Genealogía
    2.2) El yo es otro 
    2.3) Autoconocimiento como estudio necesario para ser poeta: acto operativo dirigido por la voluntad y la inteligencia.
    2.4) Hacerse vidente. Cómo y para qué.
3)
    3.1) El poeta como robador del fuego.
    3.2) Hallar una lengua: el futuro lenguaje universal.
    3.3) La poesía del futuro:
    3.4) Evaluación de la poesía romántica: primera generación de 1830. 

Formación literaria

Se inicia en el mundo de la escritura como alumno que ha aprendido muy bien la lección de la tradición francesa: la imita, recrea,  deriva a partir de ella, hacia espacios personales y, cuando llega el caso, la destruye. Conoce también la tradición latina (Horacio, Ovidio, Lucrecio) y la poesía de Shakespeare (“Ofelia”). Lee asimismo a los poetas franceses que se aprendían por ese entonces en la escuela: Hugo, Lamartine , E. Moreau, J. Reboul, V. Laprade. Realiza una lectura de los llamados románticos menores, en los que predomina el sentimiento y que han convertido los ejes de la temática romántica en tópicos (recreados a veces por el lado ridículo). Hace también una lectura de los parnasianos, grupo al que desea unirse cuando inicia su carrera literaria, tal como se advierte en el poema “Sol y carne”. Otras lecturas formadoras son: Rabelais, Montaigne, Théodore de Banville, Baudelaire, Verlaine, Hugo y lecturas esotéricas.

Las Iluminaciones

Iluminaciones es el título con el que se presume que el autor se refirió a la obra, según Verlaine. "Iluminación" hace referencia al estado de algo que se alumbra con una luz viva; a la aparición súbita en el espíritu de una idea que arrija una claridad nueva o una nueva forma de comprensión de un asunto; una revelación. 
Esta obra está compuesta por textos breves: poemas en prosa y en verso libre . Tiene carácter fragmentario, y su ordenamiento tampoco responde al autor, por lo que es difícil establecer una lógica de organización.
Estos textos proponen la gestación de un mundo nuevo que se halla, sin embargo, constantemente amenazado por el caos. Se presentan ante el lector imágenes y acontecimientos de suma extrañeza, y los títulos de los poemas no ayudan en su comprensión. El dramatismo de estos poemas consiste en desmenuzar el mundo para que el desorden sea la epifanía sensual del misterio invisible, en donde la imaginación genera un torbellino de imágenes fragmentarias. 
Los textos parecen no tener en consideración al lector. Rimbaud no busca ser comprendido, sino generar una tempestad de descargas alucinantes que se impone en la mente del lector como mundo nuevo. La palabra, en este poeta, desencadena fuerzas alógicas que guían las expresiones y que, gracias a series sonoras insólitas, ejerce un encanto inusitado. Rimbaud parece hacer una especie de alquimia del verbo: sensación de generación de un mundo desconocido que por medio de un procedimiento poético mágico o alquímico transforma los materiales de la realidad en el oro de la visión nueva.